
Quisiera haber seguido el hilo de mi viaje, pero me doy cuenta de que ya he llegado. La pasada noche que se perfilaba como un paréntesis, un puerto, en el que recalar, se convirtió en el "arrivar a puerto de destino"...
¿Cuando volveré a embarcar? Sé que deambularé por el puerto encontrándome a gente como Iñigo o Utxun (¿era así?) y quien era el otro, su amigo le llamaba "el rana",venidos desde el norte para celebrar una despedida de soltero... ja! y encontrados aquí en pleno centro en una taberna de moda, a la salida de un concierto de rock ... con P. Gente divertida que se me hacían surrealistas con su forma de involucrarnos en su historia, tan cercanos y tan juntos que daban la impresión de estar muy separados en compañía de sus soledades.
La crudeza del puerto no elegido, en el que tienes que recalar sin remedio para aprovisionar lo indispensable.... y ¡Qué larga se hace la espera! y ¡Qué nostalgia de tí! y de cuando navegábamos a la par buscando el viento favorable... A veces la calma chicha es más fiera que un gran temporal...